“La descomposición de todo
gobierno comienza por la decadencia de los principios sobre los cuales fue
fundado”
Montesquieu
Quizás sea este el
momento más favorable y colmado de grandes expectativas dentro de la oposición
desde hace mucho tiempo. El respaldo otorgado por la comunidad internacional,
el mantenimiento heroico del único bastión de democracia, soberanía y
legitimidad del cual goza la Asamblea Nacional, y la radicalización de un
desgobierno usurpador e ilegitimo, conjugan la mezcla perfecta para la ofensiva
opositora.
El desgobierno
usurpador e ilegitimo que hoy se mantiene en Venezuela ha pretendido sostenerse
en el poder de la manera más clásica y tradicional que describe la forma de un gobierno tiránico. Para Rousseau, un tirano es
aquel que “gobierna con violencia y sin respeto a la justicia ni a las leyes” (Rousseau,
1999. p.82). Así, en contra incluso de los principios sobre los cuales nacieron
las bases fundacionales de la corriente ideológica que ellos predican y
defienden, pretenden mantenerse ejerciendo el control total del Estado.
Ante tales condiciones,
llenas cada día mayor hostilidad, incertidumbre y descontento social, la
oposición vuelve a predicar la ruta para un proceso de transición democrático.
Sin embargo, han sido distintos los episodios pasados que han conducido a malos
resultados producto de las divisiones internas y los intereses no comunes
dentro de los muy diferentes y heterogéneos factores en la arena política
opositora.
Por tanto, la hora
parece indicar, ya no por efecto cíclico sino por necesidad, que es tiempo de
un gran acuerdo de unidad nacional, capaz de convocar a los distintos gremios,
sectores políticos y civiles, de todas las edades y sexos, dentro y fuera de Venezuela,
con la única razón de provocar la ruptura total del sistema político actual. Para
el logro de tal objetivo principal, es
necesario identificar los objetivos específicos de la lucha. En ellos, debe
comprenderse la magnitud de la situación, el adversario que se tiene al frente,
y todas las artimañas que por experiencia están dispuestos a utilizar con el
fin de no ceder el poder.
Además, debe concretarse
una gran estrategia que logre aglutinar en una misma voz el descontento social
y la crisis que vive la familia venezolana. Tales temas, deben ser el eje
transversal que le dé un contenido real a lucha. En este sentido, el liderazgo
opositor debe ser capaz de conectar con las demandas y necesidades del pueblo.
Un liderazgo joven, que unifique, convoque y promueva alternativas viables para
salir de las condiciones actuales será el envión necesario para reorientar y
reimpulsar el sentido de la ciudadanía para con la agenda política. El tiempo
actual sugiere entonces un ingrediente esencial para conducir el camino;
unidad. Es el factor necesario para impulsar un proceso de transición capaz de
unificar a todo el musculo opositor en una gran agenda nacional, el cambio político
en Venezuela. ¡Son tiempos de unidad!
Bibliografía
Rousseau, J.-J. (1999). El contrato social: o los
principios del derecho político . elaleph (Biblioteca virtual).
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