Venezuela: país exportador de talentos
"Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años.
Pero los más fuertes de todos,
luchan toda su vida,
éstos son los indispensables."
Bertolt Brecht
Ya en una entrega anterior titulada ¿migar o luchar? tocábamos
el tema de lo que significaba vivir en un país donde las oportunidades de
crecimiento y desarrollo personal y profesional se hacían cada vez más escasas
y difíciles. Venezuela durante los últimos años se ha convertido en el país de
las incertidumbres. No por exagerar se utiliza este término sino entre otras
cosas, por el dilema en que se hallan muchos venezolanos independientemente de
su inclinación política.
La Venezuela
del siglo XXI se encuentra en una encrucijada entre los que apuestan a mantener
el pasado vivo y fundar bajo sus cenizas, un país con los ideales
independentistas vivo. Otra parte del país apuesta por transitar un camino de
paz, progreso y superación que tanto le ha costado a la nación obtener. Hoy
en día, en la Venezuela del siglo XXI, seguimos enfrentando los dilemas que ya
otros países han superado. Venezuela se encuentra sin alimentos, sin medicinas,
sin repuestos, con una educación en picada, así como un sistema de salud donde
muchos pacientes que acuden –no porque quieran sino porque lo ameritan- a un
hospital público, muchos son atendidos en los pasillos del mismo porque no hay
camas ni habitaciones suficientes para ser atendidos. Un país donde los
ingresos petroleros en estos últimos 15 años han sido incalculables, y a su vez, se han convertido en los más grandes ingresos obtenidos en doscientos años de república independiente,
todavía se halla en la más deplorable y dolorosa crisis económica, política y
social.

Hoy en día, los jóvenes también se hayan
en una encrucijada, en un permanente debate que es dirigido por la pregunta que
se ha vuelto común, ¿te vas o te quedas? Ya decíamos en ¿migar o luchar? que los
jóvenes deben ser vistos como un instrumento de crecimiento y desarrollo. A
pesar de esto, la realidad que aqueja al país es totalmente distinta. Si para
otros países del continente Americano, Europeo o incluso Asia, son los
jóvenes esa principal fuente de donde surge el ingenio y la creatividad, en
Venezuela se exporta talentos de todas las edades. Nuestras universidades se
han vuelto en las embajadas para que los jóvenes se formen y al final de la
carrera, retiren sus papeles y exijan su certificado de notas para el exterior.
Si hubiera tan
solo un poco de sensatez en el gobierno que preside el poder actualmente en
Venezuela encabezado por el ciudadano y presidente de la República Nicolás
Maduro Moros, en medio de la crisis que enfrenta el país actualmente, una
de las primeras medidas que hubieran de tomarse seria solicitar a los expertos,
a los mejores economistas, a los mejores ingenieros, a los más altos profesores
y profesionales del país –que muchos, dicho sea de paso aún siguen en el país y
apuesta por el- a afrontar, trabajar, dirigir y planificar las medidas que sean
necesarias para salir de la crisis en la que nos encontramos. Para esto solo
hace falta algo, voluntad política.
Mientras otras naciones discuten sobre
otros problemas de índole más importante para el mundo como lo son el efecto
invernadero, la contaminación, el calentamiento global, la búsqueda para
detectar enfermedades mortales, Venezuela sigue enfrentándose a como poder
producir, arroz, maíz y los alimentos necesarios para poco más de treinta
millones de habitantes.
Una de las
claves en estos momentos de mundialización y globalización pasa justamente por
la integración y la multidisciplinariedad que debe existir a la hora ofrecer
explicaciones serias. Con esto, la juventud se perfila no sólo a ser agentes de
cambio, no sólo a ser una fuerza de trabajo ni solamente entenderse como una
población en edad activa para trabajar. Sin embargo, en Venezuela parece faltar
mucho tiempo para que estas voces -la de los jóvenes- pueda ser oída, escuchada
e insertada a los espacios más normales, diversos y extraordinarios de nuestra
sociedad. No obstante, la juventud que emerge enfrenta
una posibilidad casi inigualable de afrontar los dilemas que nos
ha perseguido por mas de doscientos años. hoy en día gran parte de
la población esta consiente de que no es precisamente por las
armas que lograremos surgir como nación. Más bien representa
el trabajo de cada uno, el ingenio y la creatividad de cada individuo lo
que nos conducirá a progresar como país. Detrás de
cada dificultad se esconde una serie de oportunidades que sólo los valientes
han de percibir y aprovechar. Venezuela enfrenta una gran dificultad pero
cuenta con un capital social
importante para evolucionar como sociedad.
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