El largo camino de la UCAB ante la compleja sociedad venezolana


La Universidad Católica Andrés Bello, desde sus inicios en el año 1953, ha estado fuertemente comprometida en una educación de calidad. No obstante, la educación ignaciana trasciende los aspectos más característicos de la excelencia, agregando, un componente esencial que la caracteriza de cualquier otra institución de conocimiento. La educación ignaciana sugiere una serie de valores morales y éticos que acompaña a los compromisos por lo social y la justicia social. Esta educación ha expandido las fronteras, si se quiere, de lo normal hacia una búsqueda por lo extraordinario.

Hemos de entender por educación extraordinaria, una institución que por sus valores y grandes dotes de humanización y dignificación, se dirige por y para lo social. Una educación que trasciende fronteras, en la cual, cada día se compromete más ante la realidad de su contexto. Además, una educación que inspire, forme y desarrolle un espíritu crítico de los acaecimientos de su sociedad. Ante esto, los objetivos permanentes de la UCAB y los lineamientos bajo los cuales avanza, sugiere la búsqueda hacia una educación extraordinaria, al servicio de toda la sociedad.

 Sin embargo, el largo camino de UCAB en la compleja sociedad venezolana no ha sido fácil en sus más de sesenta años de historia.  Dado que la universidad no está exenta de la situación país actual, la academia enfrenta grandes retos e incertidumbres. Los trabajos de investigación científica se hacen cada vez más difícil de ser abordados. Debido a los altos costos que amerita una investigación, el campo científico sufre un difícil decaimiento que impide conocer diversos factores fundamentales en los campos de las ciencias. Del mismo modo, las diversas actividades en las comunidades vecinas -todas las iniciativas impulsadas por profesores, estudiantes y el apoyo de la universidad- han sido una ardua labor que la UCAB desde hace varias décadas ha impulsa con mayor fuerza. Sin embargo, los distintos voluntariados, programas, proyectos, modelos de simulación y un sinfín de actividades que se llevan a cabo en distintas comunidades tales como La Vega, Antímano, Carapita, San Agustín y otras comunidades, se han hecho cada vez más difícil de ser llevadas a su ejecución.

No obstante, la excelencia de esta casa de estudio ha permanecido en pie dentro de la compleja sociedad venezolana. La universidad ha sido bastión de conocimientos en distintas etapas que el país ha vivido. Ha participado de manera directa e indirecta en diversos escenarios importantes dentro del país. Su labor, sabiendo el compromiso con la educación y dejando constancia de que no puede ser un actor aislado dentro de la dinámica político y social del país, ha sido en todo los tiempos, una institución comprometida con el presente y el futuro de su generación. Los valores que desde sus colmenas se esgrimen, son aquellos que apuestan por una sociedad más justa, igual y tolerante, donde sus egresados han de ser profesionales éxitos pero ante todo seres humanos integrales. Han de tener un profundo compromiso en la lucha por la justicia social y por una sociedad más honesta y solidaria.

La Universidad Católica Andrés Bello enfrenta por lo tanto un gran reto de cara a las generaciones venideras. La situación que enfrenta el país actualmente ha de ser superada, entre otras cosas, por el trabajo que desde sus centros de estudios y campos de conocimientos se impulsen con un pensamiento crítico de nuestra sociedad. Dentro de estas circunstancias, los estudiantes y profesores juegan un papel crucial de cara a los cambios necesarios que amerita dicho tiempo histórico. El 29° Superior General de la Compañía de Jesús (Kolvenbach P. 1990) expresó durante su visita a la Universidad Iberoamericana de México lo siguiente:

“Una Universidad jesuítica hoy expresa su amor preferencial por los pobres, no solamente al abrirles más ampliamente sus puertas, ni tan sólo al formar al pobre y al no-pobre en una sensibilidad especial respecto a la injusticia, sus causas y sus raíces. Más allá de esto, se nos pide que proveamos de medios intelectuales a quienes sufren la injusticia, y los estragos de la pobreza, y que les ayudemos a atender razones de orden académico, legal social y espiritual para que tengan la posibilidad de justificarse a sí mismos y de asumir sus propios proyectos.”

Bajo esta misma perspectiva se perfila la UCAB como universidad generadora de cambios sociales que intenta comprender las complejas realidades que se viven en la Venezuela de hoy.





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About Francisco J. Julio R.

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