¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?


Colección Semanal # 15


¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?


El tiempo actual que vive Venezuela resulta complejo y difícil de interpretar. Con el debido respeto que sugieren buenos (y otros no tantos) análisis de expertos (y no expertos)  sobre la situación actual, parece difícil dar explicaciones prospectivas de lo que se viene. Más aún explicar como verdad absoluta lo que significa el tiempo tan contradictorio que embarga a la nación. Que difícil resulta hoy para los hombres de Ciencia y expertos en política dar cuenta del tiempo histórico que le ha tocado vivir al país.


Con mucha modestia por ser tan sólo un aprendiz de sociología, próximo a formar parte de una ciencia que busca adentrarse a fenómenos sociales, me arriesgaré a dar una opinión más frente a muchas otras sobre el caso venezolano y específicamente sobre la crisis actual que atraviesa el país.


Desde el día uno del mes de abril se empezó a gestar un fuerte movimiento en las calles de Venezuela para repudiar múltiples eventos sucedidos en el país. Multitudinarias manifestaciones en contra del gobierno nacional empezaron a ser una constante en diversos lugares del país. La oposición venezolana apegado al marco constitucional –aunque no reconocido por el sector oficial- esgrimía en su discurso que se debían cumplir con los artículos 333 y 350 de la Constitución nacional. Sin embargo, la búsqueda durante los meses de abril, mayo, junio y julio por restituir el orden constitucional ejerciendo plenos derechos consagradas en la constitución, provocó una ola de violencia que poco pudo detener los dirigentes de oposición.


Durante los últimos cuatro meses el país se ha inmerso aún más en una profunda crisis política, económica y social. El llamado a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) desde el mismo instante en que la propuse el presidente Nicolás Maduro devino en un profundo y tajante rechazo por la oposición venezolana y por la comunidad internacional por su carácter ilegítimo e inconstitucional. Sin embargo, mayor rechazo ha tenido una vez se celebraron las elecciones para instaurarla. Con unos comicios viciados, dudosos y poco verídicos, la ANC se instauró y ha empezado a legislar.


Esta descripción a grandes rasgos no es más que una puesta en escena de lo que un gobierno capaz de mantenerse en el poder es capaz de hacer. Las cifras de personas detenidas, heridas y asesinadas en manifestaciones, dan muestra de la situación de desequilibrio que atraviesa el país. No obstante, la oposición, una vez más, ha tenido un papel muy criticado para un amplio sector. No pretendo mencionar dichos errores, pero sí dejar claro varios puntos. La oposición en Venezuela ha jugado un papel claro para que el gobierno nacional consiga mayores razones para perpetuarse en el poder. El discurso opositor, poco cargado del sentir nacional, se ha terminado viendo en los últimos días en un profundo y irrenunciable beneficio partidista que poco deja a una verdadera democracia. La oposición no ha logrado tejer la problemática y difícil situación que atraviesa el país, con soluciones directas y concretas que le digan y le expliquen al venezolano cómo y de qué manera podemos aspirar a nuevos escenarios con un cambio de gobierno. No se ha sabido vender una visión y un proyecto de país que busque soluciones concretas a la profunda crisis que atraviesa el país. Peor aún, si bien existen dirigentes, no existe un liderazgo alternativo dentro de la gran Mesa de la “unidad” que logre conectar crisis-solución.


No se trata pues de buscar mesías dentro de la oposición. Tampoco de exigir a la Fuerza Armada Nacional restitución del orden, pues es incitar a la fuerza militar a inmiscuirse en decisiones políticas. De lo que se trata pues, es de darle un rostro visible a lo que queremos. Si pretendemos ser lo contrario a lo que tenemos, debemos empezar a dar pequeños pasos pero contundentes. Esto pasa por establecer un proyecto de país que busque reunificar y hacer de cada venezolano un actor clave para la reestructuración nacional. Además mostrar las acciones claras en materia económica, que le expliquen al venezolano cómo y de qué manera su salario le alcanzará para al menos cubrir la canasta básica de alimentos.


Mientras las acciones dentro de la dirigencia opositora no se concreten y se pretenda  buscar por las mismas vías de protestas que durante los meses de abril, mayo, junio y julio no fueron más que un rotundo fracaso, dejaremos en bandeja de plata a ANC la labor de buscar posibles soluciones. No digo con esto último que dicha soluciones serán eficientes, pero en un año electoral y con elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, el discurso cobra mayor significado y vaya si este régimen no ha sabido jugar con el discurso y los significados que los ciudadanos atribuyen a su gestión dentro del gobierno. Aprendamos de los errores.



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About Julio Coronado

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