Colección Semanal # 17
Abstención con
estrategia
¿Y entonces qué? ¿Vamos o no vamos? ¿No participación o abstención? ¿Cuál es la estrategia de cara a la farsa que plantea el gobierno? Interrogantes que planteo a modo de reflexión a propósito de la encrucijada política en la que se haya la dirigencia opositora y la sociedad civil en general.
La situación que atraviesa Venezuela actualmente merece ser analizada con ingenio y mucha prudencia a la vez. No es poco lo que está en juego ni subestimable el adversario que tenemos al frente. Las condiciones electorales han conducido a que los diferentes escenarios puestos en el tapete se complejicen cada día más. Es por ello que hoy más que nunca importa tanto -o más- la prudencia, la cordura y la estrategia, como importa también la unidad.
Las condiciones electorales son verdaderamente precarias e injustas. Es como empezar una final de futbol perdiendo 3 a 0 y siendo además el árbitro del encuentro del mismo país que el adversario. Es lógico pensar que no hay nada que hacer en dicho juego. Es correcto pues dejar de jugar y exigir verdaderas reglas antes del pitazo inicial.
En este sentido bien ha sabido la Unidad democrática en Venezuela apartarse de un proceso electoral que de entrada pinta fraudulento, amañado e ilegal, visto desde la perspectiva que se quiera. No obstante, siempre hay uno, o unos, que pisan en anzuelo y empastelan las cosas. Por ello, los actores de oposición no sólo están llamados a tomar una línea clara, sino además, exponer de manera sincera y sin rodeos, las necesidades que obligan a retirarse de un proceso trascedente para el país. No se puede ni se debe minimizar la importancia de lo que suceda el 20 de Mayo en Venezuela. Una cosa es un proceso manipulado y acomodado a favor del gobierno. Otra muy distinta es creer que el no participar minimiza la importancia de tal acontecimiento.
La no participación a la cual la oposición Venezolana ha convocado debe acompañarse de una planificación estratégica de cara al día después del 20 de Mayo. De lo contrario, mucho se perdería y más antecedentes acumularía una oposición que en Venezuela –al igual que el gobierno- durante estos últimos 20 años pocos han sido los aciertos en la política nacional.
Durante meses vengo afirmando en diferentes artículos la imperiosa necesidad de contar con una verdadera oposición. En ella, debe sujetarse las necesidades de una población que cada día amanece más huérfana y desprotegida. Sin embargo, para esto se necesita un vínculo pueblo-dirigencia que logre conectar demandas y necesidades con respuestas certeras. Se trata de una nueva forma de comprender el escenario político en nuestro sistema político actual. Si en otros tiempos la política se construía y reconstruía en cómodos lugares y confortables despachos, hoy la lógica resulta ser otra.
En los tiempos actuales es tan importante lo que se dice cómo la práctica de lo que se dice. En este sentido, una oposición se hace en los escenarios diplomáticos, instituciones políticas nacionales y organizaciones internacionales, pero también, se hace, se construye y se nutre en espacios y encuentros con la población. Entiéndase esto último: asambleas de vecinos, encuentros parroquiales, discusiones sobre los problemas de la comunidad, visitas, apoyos y protección a los sectores aislados de la sociedad.
Mientras no se logre comprender en nuestro dirigencia la lógica que hay detrás de estas nuevas formas de entender la política, poco estaremos haciendo de cara a construir una verdadera alternativa político-electoral pero también social.
De tal manera, la invitación desde este pequeño y muy modesto espacio no es otro que a repensar, re-plantear, re-orientar las decisiones que se toman. El país no puede seguir en manos de un gobierno fatal, inhumano y cruel. Tampoco puede el país sostenerse y mucho menos apoyarse de una oposición faltante de contenido, de metodología, de estrategia y de una hoja de ruta clara.
Si de lo que se trata es de “no participación”, esto debe venir acompañado de una estrategia clara, estudiada y analizada. Una propuesta que le muestre al país que sigue después del 20 de Mayo. Cuáles serán las formas de presión para lograr unas condiciones electorales justas. Cómo y de qué forma la sociedad civil se organiza y desarrolla un musculo social capaz de hacer frente ante la peor crisis que en momento alguno haya vivido Venezuela.
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