Colección semanal # 2
Esta es la pregunta que muchos jóvenes se hacen ante una situación inquietante, desequilibrada y hasta algún punto desconcertante. Sin ánimos de marcar ni inclinarse hacia una tendencia política, ciertamente existe desconfianza de saber que pasara en unos cuantos años en un país donde poco más de treinta millones de habitantes esperan conseguir, sin tener que migrar, una amplia gama de posibilidades para el crecimiento individual y colectivo de la sociedad Venezolana.
¿Migrar o luchar?
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Esta es la pregunta que muchos jóvenes se hacen ante una situación inquietante, desequilibrada y hasta algún punto desconcertante. Sin ánimos de marcar ni inclinarse hacia una tendencia política, ciertamente existe desconfianza de saber que pasara en unos cuantos años en un país donde poco más de treinta millones de habitantes esperan conseguir, sin tener que migrar, una amplia gama de posibilidades para el crecimiento individual y colectivo de la sociedad Venezolana.
Principalmente los jóvenes como
fuerza productiva que se prepara teóricamente para competir en un mercado
mundial que se expande cada día más y donde la especialización en cada área
laboral juega un papel fundamental, los jóvenes deben ser vistos como un
instrumento de crecimiento y desarrollo. No se acerca esto a una idea
extremista, capitalista ni socialista, porque se entiende que el prepararse
académicamente no puede ser más que luchar por romper con el velo de la
ignorancia. Cuando los jóvenes van a una universidad pública o privada, más
allá de las condiciones sociales o económicas en las que se encuentra el
individuo, se debería valorar, la condición de buscar herramientas de
desarrollo que favorezcan a la persona social.
En condiciones favorables un joven no debería
irse al terminar sus estudios. De hecho, en condiciones normales, un país no
sería solamente un exportador de talento humano. En condiciones deseables
ningún ciudadano debería caer en el dilema si quedarse en su país o irse a
probar suerte en otras tierras. Algunos dirán que ya es cotidiano ver como se
marcha el talento por una rampa de aeropuerto pero la cotidianidad no proviene
por ser extraordinario. Porque muchos citan a el Che Guevara al éste decir
“cuando lo extraordinario se hace cotidiano, estamos en presencia de la
revolución” acá lo cotidiano, migrar o luchar, no es precisamente
extraordinario empero, para la tiranía de la mayoría (como lo llamaría J.S
Mill) para el 51 % de los venezolanos, se está haciendo revolución...
Fuentes de la imagenes: http://blog.grupobertoni.com/2011/10/17/fuga-de-cerebros-en-venezuela/
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhj-UFDzBZaR5eUVwovFnKVFyd5lmYtV7yrA_otQXZz3pzgb2l0BsRw59REiwU2OMGLvuZSNnN7vEhfgqFyiO5oMkGzojkgoVmfGNMz1MfiSNtjE9-x-O7gvf0NrpfBzTyiC5ZwD8z3DDG1/s1600/Mapa-de-Venezuela.png
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